martes, 7 de julio de 2009

La ley de Darwin (Por favor, deje su nombre y un mensaje IV)


Para Julisa, es muy natural hacer más de una selección al día. Y no es que le resulte fácil decidir, es que le toca ser determinada, aunque no quiera. Cuestión de supervivencia, ¡existe tanta diversidad de especies!, imposible dejarlas vivitas y coleando a todas. 
Particularmente el sábado por la mañana, La Isa tiene oportunidad de embarcarse en un viaje exploratorio por el "Mall" y realizar significativas observaciones al rededor de la flora y la fauna urbana. Nunca deja de sorprenderle la capacidad de adaptación que tienen los seres vivos, no digamos en cuanto al tema de la lucha por la existencia. Al pasar frente a un kiosco, su estómago aprovechó el delicioso olor del pan recién horneado, para recordarle que la hora del desayuno estaba por terminar. 
Con una exigencia así de ruidosa, no tuvo otra opción y le tocó apurarse para llegar al restaurante de la esquina.

- Buen día, mi nombre es Darwin y espero ayudarla a tener una experiencia nais - dijo con mucho entusiasmo el mesero. 
La Isa sintió que el estómago le daba vueltas, trató inmediatamente de convencerse y creer que los síntomas eran producto del ayuno. Sin embargo, ella sabía perfectamente que esta sensación, siempre es el preámbulo del ritual. 

Momentos antes, Darwin, el mesero, vio que en la seis, se ubicó, una guapa mujer de como 37 años. Una flaca elegante, con el pelo corto, negro, de piel blanca y seria, muy seria. Nunca se imaginó que esta flaca de ojos azules, lo llevaría gratis al nirvana en los próximos 30 minutos.

Isa, revisó el menú rápidamente. Pidió algo básico, simple, sin mucha complicación. Darwin fingió tomar nota muy diligente y salió disparado a la cocina. Al poco tiempo regreso con un plato que en nada coincidía con lo que Isa le requirió. ¿Qué se necesita para bloquear millones de años de evolución en segundos?, ¿La rabia es una enfermedad aguda, infecciosa, viral o el equivalente a 7 años de abuso en la infancia?. 
La mujer, luego de darle un pequeño sorbo al vaso de jugo, le pregunto a Darwin:

- Disculpe, ¿este jugo es de manzana?. Claramente Ie pedí jugo de toronja, tostadas a la francesa y fruta. ¿En que se parece un desayuno light a estos huevos divorciados?. 

El ciclo se activó. De la percepción ella pasó instantáneamente a la desproporción, de la educación a la sobre actuación, de una tranquila mañana de fin de semana al zoosadismo. 
¡Que se imagina este animal! pensó Julisa, todavía tiene el cinismo de preguntarme si todo está bien, ¡cuando NADA está bien!.
Sin dejar de mostrar su encantadora sonrisa, se puso de pie sensualmente e invitó a Darwin a ocupar su lugar en la mesa. 
Lo demás es nota roja, "asesina en serie ataca de nuevo, la víctima muere ahogada en su propio vómito, fue obligado a tragarse unos huevos divorciados, el occiso también fue capado. La presunta asesina, según testigos, salió del restaurante sin pagar y sobre la factura dejó escrito en sangre... A Darwin, se le cumplió la teoría de la evolución. Murió por inepto". 



 




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