viernes, 4 de septiembre de 2009


Akenathon en la sala. Los prejuicios, la sociedad que se negó a reconocer lo obvio, las champurradas con café, siempre puntuales a las 5 de la tarde. ¿Qué tanto nos pediste con tu silencio, letras mudas escritas en el viento, palabras en negritas dibujadas como figuras blandas, un suspiro interminable, un golpe seco sobre la tierra, la sangre dandole de beber al polvo sediento, tu lengua quieta, como siempre quieta.



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